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En el sector público es común identificar a las personas según su condición: somos ciudadanos o inmigrantes, somos víctimas o victimarios, somos presos o pospenados. Sin embargo, ¿qué pasaría si pensáramos a las personas privadas de su libertad como usuarios?¿Cómo impactaría esto en la toma de decisiones?

Asegurar que las personas privadas de su libertad tengan acceso digno a los servicios que necesitan, desde alimentación, educación, atención médica y hasta la atención psicológica es una tarea monumental gestionada actualmente en Colombia por instituciones gubernamentales como el INPEC. A pesar del esfuerzo realizado en los últimos años por mejorar la situación, a 2018, las cárceles en Colombia tenían una sobrepoblación de 39.125 reclusos; es decir, un 49,38 % más de la capacidad de las mismas (Carreño, 2018). Pero más allá de estas alarmantes cifras de sobrepoblación, según el Grupo de Prisiones (2019), adscrito a la Universidad de los Andes, en la Sentencia T-388 de 2013, la Corte Constitucional de Colombia expresó que el sistema penitenciario y carcelario actual se encuentra en una situación de crisis estructural que es incompatible con un estado social y democrático de derecho. Adicionalmente, la Sentencia T–762 de 2015 reiteró el estado de cosas inconstitucional (Grupo de Prisiones, 2019); es decir, a pesar de los esfuerzos realizados la situación sigue siendo crítica.

Teniendo en cuenta la magnitud del reto de la estructuración y operación de las cárceles, históricamente el enfoque para su transformación ha sido operativo y las decisiones tomadas de manera centralizada, relegando en cierta medida a quienes son, en última instancia, la razón de ser de este servicio. Sin embargo, entender a aquellos privados de su libertad como usuarios del Estado y mantenerlos como foco principal del servicio carcelario y penitenciario puede tener un impacto fundamental en la manera en la que se entienden y estructuran este tipo de servicios.

La cárcel como institución

La cárcel como institución está permeada por imaginarios colectivos y estereotipos sobre su rol dentro de la sociedad. A pesar de que su objetivo principal es la resocialización de quienes pasan por allí, es común encontrarse con el imaginario de la cárcel como un espacio de castigo y segregación. No obstante, hoy en día, países como Suecia han dado un vuelco para resignificar el rol de este tipo de instituciones, transformando no solo la manera en la que se entiende la cárcel sino a quienes pasan por ahí. Esta transformación implica que en el sistema sueco las personas privadas de su libertad se entienden como: “personas con necesidades, para recibir asistencia y ayuda”, y más allá de ser delincuentes, estos son entendidos como usuarios de un servicio estatal.

El entender a las personas privadas de su libertad como usuarios tiene un profundo impacto en la manera en la que se presta el servicio, pues un usuario merece ser escuchado y su experiencia es importante para el diseño del servicio cuyo fin es la resocialización. Bajo esta perspectiva, no sorprende que en el sistema sueco se realicen encuestas nacionales de clientes para comprender y hacer frente a las problemáticas que han afectado su comportamiento criminal (James, 2014).

El diseño centrado en el usuario en el caso carcelario

El objetivo del GovJam 2019 era explorar cómo generar estrategias para facilitar la reinserción a la vida civil de la población carcelaria y pospenada en Colombia. Durante las sesiones se generaron discusiones frente a la manera en que las metodologías de diseño centrado en el usuario pueden impactar en las instituciones públicas y los servicios que prestan, particularmente en el caso de las cárceles.

Este tipo de metodologías permiten convertir problemáticas monumentales en historias reales, darle voz a quien no la tiene. Conocer estas historias y percepciones permite a quien tiene la responsabilidad de tomar decisiones hacerlo con conocimiento de causa y ponerse en los zapatos del otro.

Fue así como, en un ambiente interdisciplinario, tuvimos la oportunidad de oír historias de familiares y personas que estuvieron privadas de su libertad. Además, contamos con la visión de estudiantes de políticas públicas, ciudadanos y fundaciones como la Fundación Acción Interna, entre otros.

Aprendizajes del GovJam 2019

Tener la oportunidad de hablar con personas que han estado privadas de la libertad y de entender lo que han vivido tiene un valor fundamental para repensar el servicio carcelario, pues implica dejar atrás los imaginarios relacionados con este tipo de problemáticas y entender la experiencia de quien vive lo que la política pública determina. Por medio de las entrevistas pudimos dimensionar algunos de los retos que contienen los momentos del proceso de salida de la cárcel desde la perspectiva de los pospenados y con sus relatos, como insumo principal, nos dimos a la tarea de replantear escenarios actuales e imaginar unos nuevos y, además, procesos que actualmente no existen.

Etapas de la experiencia carcelaria

En un contexto en el que prima la incertidumbre y la deshumanización, el ejercicio realizado en el GovJam 2019 fue solo un primer acercamiento a esta problemática tan importante para nuestro país, pero cerró con aprendizajes inmensos.

Uno de estos es la importancia de la calidad humana, particularmente, en el proceso de salida de la cárcel. Pues, así como en otros momentos de la vida se tienen ritos de transición, como una ceremonia de grado, la salida de la cárcel y la despedida son momentos fundamentales para quienes viven la experiencia y, sin embargo hoy en día no se tienen en cuenta durante el proceso establecido. Elementos como estos, que a priori parecen tan básicos, pueden marcar la diferencia en en el proceso de reinserción a la vida civil.

Conclusión

Para generar un cambio en las cárceles e instituciones penitenciarias es necesario transformar imaginarios, leyes, políticas públicas y mucho más. Son tantos los factores que convergen en este tipo de asuntos que en ocasiones puede parecer abrumador. Sin embargo, las metodologías de diseño centrado en el usuario nos permiten ver que las transformaciones comienzan desde los pequeños cambios, convertir problemáticas monumentales en historias reales, darle voz a quien no la tiene.

La importancia de ejercicios como los realizados en el Gov Jam 2019 está en recordar que las instituciones públicas existen por y para los ciudadanos, no a pesar de ellos.

Sobre la autora:

Lucía Jaramillo es psicóloga graduada de los Andes. Es apasionada por la innovación social, la lectura y la comida.

Bibliografía:

Carreño, L. (06 de agosto de 2018). Las cárceles en Colombia, una historia de hacinamiento. El Tiempo. Recuperado de: https://www.elespectador.com/noticias/nacional/las-carceles-en-colombia-una-historia-de-hacinamiento-articulo-800565

Colprensa. (11 de julio de 2019).Las cárceles de Colombia cada día están más hacinadas: la cifra superó el 53 %. El país. Recuperado de: https://www.elpais.com.co/judicial/las-carceles-de-colombia-cada-dia-estan-mas-hacinadas-la-cifra-llego-al-53.html

Grupo de Prisiones. (2019). Informe de Derechos Humanos del Sistema Penitenciario en Colombia (2017–2018). Recuperado de: https://grupodeprisiones.uniandes.edu.co/images/2019/GrupoPrisiones.InformeDDHH2018.pdf

James, E. (26 de noviembre de 2014). Prison is not for punishment in Sweden. We get people into better shape. The Guardian. Recuperado de https://www.theguardian.com/society/2014/nov/26/prison-sweden-not-punishment-nils-oberg