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Una charla con Marie Potel, abogada y Legal Designer

Para enumerar los lugares, ciudades y empresas en las que Marie Potel ha trabajado hay que, antes, tomar una muy buena bocanada de oxígeno. Esta abogada parisina, ha trabajado por más de quince años en países como Bélgica, Londres, Francia y, por los vericuetos de la vida, hasta en México.

Ella se define a sí misma como una persona que trabaja fuerte, pero juega incluso más fuerte. Tal vez por eso, cuando se encontró con el Legal Design en la página de Margaret Hagan, precursora de esta metodología, mientras buscaba soluciones extremas en un momento en el que el tiempo no daba abasto, pensó: “De esto tan bueno no dan tanto”.

Se fue a Helsinki a conocer más sobre esta metodología y después, cuando regresó a su antiguo trabajo, se dio cuenta de que su vida no podía seguir igual. Fue así como fundó Amurabi (que significa el primer conjunto de leyes de la historia de la humanidad), su agencia de diseño legal.

Su agencia, radicada en París, cuenta con más de siete personas, entre abogados y diseñadores quienes caso a caso, proyecto a proyecto, con metodologías de innovación del diseño, van transformando cada día más el mundo legal, pues como bien dicen en su página web: “No conocemos de ninguna ley que imponga que los documentos legales sean incomprensibles”.

En esta ocasión, tuvimos con ella una video conferencia en la que hablamos sobre abogados, el Legal Design, Max Weber y sobre los programas de compliance.

Háptica: Marie, ¿cómo conoció el Legal Design?

Marie Potel: Todo empezó por la restricción, yo estoy convencida de que la innovación nace de la restricción, veo los obstáculos y las crisis como oportunidades, y todo empezó porque en el trabajo tenía la restricción del tiempo, literalmente tenía diez veces menos tiempo del que normalmente necesitaba para realizar las cosas y eso fue lo que me llevó a buscar nuevas opciones.

Para ser honesta, cuando encontré la página de Margaret Hagan, pasé todas mis vacaciones de verano investigando, porque era tan intrigante, y en ese momento pensaba: “Esto es demasiado bueno para ser cierto, tiene que haber un truco o algo mal porque o sino todo el mundo sabría de esto”. Y yo estaba convencida de que había algo raro, que se debía perder precisión legal, porque cómo era posible que los resultados finales fueran tan hermosos e igual permaneciera legalmente correcto. Entonces, buscándole el quiebre, decidí probarlo.

H:¿Qué es el Legal Design?

M: Existen distintas definiciones del Legal Design. La histórica es la que acuñó Margaret Hagan y el Legal Design Lab. Mi definición, por otra parte, es que el Legal Design es una metodología de innovación centrada en el usuario que busca que la ley sea mucho más accesible, accionable y participativa. Si tuviera que elegir la palabra más importante, de las anteriores, sería accionable, porque creo que la esencia del derecho es la democracia, pero también es la herramienta para permitir que los humanos vivamos en sociedad y ese es, para mí, el uso básico del derecho y las leyes. Ojalá pudiéramos volver a eso, porque se ha perdido su característica de accionable. Es que, a ver, el propósito del derecho no es tener miles de miles de páginas y actas, pues esto no es un fin en sí mismo, es un medio para un fin, y ese fin es que todos los humanos podamos vivir en sociedad, para decidir bajo cuáles valores queremos vivir, es un tema más de decidir en qué tipo de sociedad queremos vivir. Pero para que esto sea posible, y para cumplir con el propósito del derecho y las leyes, es necesario que esta sea accionable. Si permanece puramente teórica, entonces no sirve de nada.

H: ¿Cómo hace usted para explicarle el Legal Design a los abogados?

M: La verdad es que yo no trato de convencer a nadie. Lo único que yo hago es ofrecer una alternativa y lo hago lo mejor que puedo, ¿cómo?, bueno con indicadores de desempeño, mostrando la satisfacción de clientes, que en últimas también son clientes de ellos. Debo decir, además, que muchos de los abogados que nos buscan son In-house, y esto se debe a que ellos ven mucho más de cerca la realidad de que muchos contratos simplemente no funcionan, no encajan en el negocio.

También me he dado cuenta de que los abogados In-house son mucho más pragmáticos a la hora de practicar el derecho, porque los abogados privados en muchas ocasiones están convencidos de que ellos son los expertos pero nunca buscan empoderar a sus clientes en temas legales y que entiendan y aprendan.

H: Bueno, sabemos que usted trabaja mucho con el área de compliance, primero: ¿qué es compliance?

Compliance es una palabra que contiene, primero, el hecho de que las empresas o corporaciones tienen que respetar distintos niveles de leyes y regulaciones, por eso los programas de compliance simplemente significan la manera en la que se afronta y regula todo ese marco legal que se les pide. Ahora, dentro de sí tiene distintos temas legales que van desde anticorrupción hasta manejos de datos personales, o responsabilidades sociales, ambientales o temas tributarios. Son todas esas regulaciones que hay que aplicar y cumplir en una empresa.

Ahora, el programa de compliance tiene como fin crear el proceso y explicarle a los empleados cómo todo esto se convierte en acciones, el problema es que esta última parte, la de la acción, está totalmente enterrada debajo de burocracia administrativa. Sé que suena fuerte, pero si uno mira la industria legal y su modelo de negocio, originalmente, en términos de la producción de programas de compliance, se encuentra con que es mucho más rentable producir estos mecanismos complejos, con documentos súper extensos y, que a pocos le interesa si alguien los va a leer o no.

Esto ha cambiado un poco porque ahora hay mucha más regulación detrás que revisa dos veces que las cosas se estén implementando.

H: ¿Cuál es la razón para que Amurabi trabaje tanto en temas de compliance?

M: Compliance es un tema muy importante para mí. La razón por la que empecé esta agencia fue porque yo no soportaba, cuando era asesora legal, la total ineficacia e incompetencia de todos los programas de compliance, sin importar de dónde viniera, de Nueva York o de cualquier parte del mundo.

H: Suena muy retador trabajar en esto…

¡Lo es! Hay un gran artículo en el Harvard Business Review, en el que Hui Chen explica, desde su opinión profesional, que muchos programas de compliance en el mundo son una fachada, están para decorar, es como si fueran pura estética, pero ni siquiera alcanza para eso porque sus productos son feos, básicamente es como pretender. Es el ejercicio de revisar una caja sin sentido, esas son más o menos las palabras de Hui Chen, quien era la experta en compliance del Departamento de Justicia de Estados Unidos.

Y es que no hay manera en que exista alguna autoridad regulatoria que pueda sentirse satisfecha con esos programas, porque no hay forma de que así se detenga la corrupción. Por ejemplo, existen muchos estudios de neurociencia que demuestran el efecto en el cerebro que tiene la lectura de un documento que no está evidentemente pensado para ser aplicado. Eso termina matando la participación y la atención, lo que es bastante obvio, pero igual hay estudios científicos para apoyarnos.

Hubo un tiempo en el que yo me sentía en total discrepancia con la forma en que las empresas manejaban las cosas. Es decir, entiendo que estén tranquilos manejando de esta manera los temas administrativos que no le importan a nadie, pero no los temas de compliance. Es que piénsenlo así: si uno está hablando sobre el financiamiento del terrorismo, no puede haber manera de que nos digamos: “Sí, está bien, soy un abogado y como sé que nadie va a leer esto, pues qué más da”. Es que es imposible. Así de importante es compliance para mí, esto es un tema de democracia, un tema de, de nuevo, en qué sociedad queremos vivir.

H: Hablando de todos estos temas, sabemos que trabajaron con la Cámara de Comercio de Bélgica en temas de compliance, ¿qué nos puede contar de ese proyecto?

The Unbox compliance es uno de mis proyectos favoritos. El reto fue crear un documento pro compliance para las pequeñas y medianas empresas, las cuales seguramente no tienen alguien encargado del tema de compliance y cuyos CEOs no están muy preocupados con estos temas, pues porque casi todos son emprendedores cuya única preocupación es hacer negocios. Entonces, el reto era captar la atención de estas personas, y en el camino lograr que se interesaran de verdad en este tema.

Potel, M. (2020, April 17). Compliance programs — What we do? — Legal Design by Amurabi Agency. Retrieved May 21, 2020, from https://www.amurabi.eu

H: ¿Cómo lo hicieron?

M: Lo que descubrimos después de los primeros talleres con usuarios fue que ellos tenían un reflejo a empujar y huir de cualquier tema de compliance, y así nos pusimos a pensar de qué forma podíamos balancear ese reflejo, qué herramientas nos permitirían llegar a que los usuarios lean y agarren el documento. Ese fue el punto de inicio, al final terminamos tocando a los usuarios e influenciando su comportamiento de una manera positiva. Básicamente, lo que hicimos fue crear un filtro rojo que los lectores necesitan para poder ir descubriendo más contenido dentro del documento. Si uno no tiene el filtro, igual puede ver lo básico y necesario. Esto generó mucho impacto en los usuarios porque los intrigó, y los llevó a conocer más y más de esta información que en últimas lo único que buscaba era que fuera útil en sus tareas del día a día.

H: ¿Cómo logran ustedes que de verdad haya un cambio cultural en las empresas frente al tema de compliance?

M: Esa es la parte más difícil de nuestro trabajo, y, creo yo, el cambio cultural debería estar arraigado en el ADN de lo que hace cada consultora de Legal Design. Lo que nosotros hacemos es partir del hecho de reconocer que el cambio es difícil, por eso la empatía con el usuario también significa respetar el nivel de madurez en innovación en el que está la empresa. Después, para romper barreras, no hay nada mejor que mostrar evidencia, índices de medición. Por ejemplo: los abogados aman la evidencia, entonces yo les doy eso que aman, evidencia hardcore, figuras, porcentajes, todo eso que puedan chequear dos veces, y siempre terminan amándolo.

H: ¿Con este proyecto que pudieron medir?

M: Pudimos medir el nivel de compromiso, el deseo por leer, entender y memorizar la información.

Potel, M. (2020, April 17). Compliance programs — What we do? — Legal Design by Amurabi Agency. Retrieved May 21, 2020, from https://www.amurabi.eu

H: ¿Quién debería ponerle atención al Legal Design?

M: El Legal Design es una caja llena de herramientas para resolver problemas en la industria legal. Por eso es que a mí me gusta referirme a esta metodología como innovación legal mediante el diseño, porque cuando uno dice Legal Design la gente se queda con la impresión de que esto solo es sobre gráficas y crear contenido, y desde mi perspectiva esto es sobre repensar procesos, estrategias y servicios.

Ahora, imagínense utilizar esta metodología para visualizar argumentos complejos en casos de litigación, en audiencias en línea o en persona, eso generaría un impacto fortísimo.                         

Y para terminar, Marie, ¿si pudiera volver a la época de estudiante de derecho, qué clases eliminaría y cuáles agregaría?

M: No quitaría ninguna clase, pero, definitivamente agregaría humanidades, sociología. Es que yo no puedo creer que existan abogados en el mundo que ejercen sin siquiera haber leído a Max Weber, es que no es concebible. También agregaría clases de neurociencia, para que así empecemos a entender cómo el cerebro de futuros clientes comprende la información.

Hace poco empecé un curso computacional dictado por Harvard, no porque crea que los abogados necesitan saber codificar, sino simplemente porque me parece que tener una noción básica de esto permite que cuando colaboremos con desarrolladores y tecnólogos podamos comunicarnos y entendernos.